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Freddie Mercury: Desde el alma
Déjenme darles la bienvenida, damas y caballeros.
Me gustaría decirles hola.
¿Están listos para el entretenimiento?
¿Están listos para el show?
Los voy a sacudir, los voy a hacer rodar,
los voy a hacer bailar en los pasillos,
déjenme entretenerlos.
Vine acá para venderles mi cuerpo,
les puedo mostrar un poco de buena mercadería.
Los voy a arrastrar y los voy a drogar…
Freddie Mercury nació en la isla de Zanzíbar (colonia británica en África), el 5 de septiembre de 1946. Adolescente, viajó con sus padres a Inglaterra. Estudio artes y en 1969 conoció a Roger Taylor y Brian May que tocaban en la banda Smile.
Congeniaron enseguida. Llegaba con el más exagerado atuendo y decían todos que lo que se pusiera le quedaba perfecto. Su personalidad era cautivante.
Con Brian y Roger definieron la banda. Convocaron un bajista –John Deacon- y armaron Queen.
Escúchenme todos ustedes,
dejen lo bueno y quédense con lo malo.
No crean todo lo que dice la Biblia.
Que los pecadores formen fila.
Los santos se quedarán muy atrás.
“Ideé el nombre Queen hace años. No es más que un nombre. Pero, evidentemente, es regio y suena espléndido..., es un nombre fuerte, muy universal e inmediato. Tenía mucho potencial visual y estaba abierto a todo tipo de interpretaciones. Desde luego, yo era consciente de la connotación gay, pero eso no era mas que una faceta”, expresaba Freddie.
Durante dos años trabajaron con ahínco para aprender a ser los mejores dentro de su especialidad artística. Compusieron canciones en forma individual y conjunta, le dieron uniformidad al estilo musical del grupo.
En 1973, decidieron desplegar sus alas y fueron inmediatamente aceptados por un sello que les prometió la edición de un simple y un álbum.
Reino con la mano izquierda, dirijo con la derecha.
Soy el Señor de toda la oscuridad,
soy la Reina de la noche.
Yo tengo el poder…
Entre 1973 y 1977, Queen se transformó en puntal del rock británico. Los seis álbumes editados en ese lapso (“Queen”, “Queen II”, Sheer heart attack”, A night at the Opera”, A day at the races”, “News of the World”) marcaron una tendencia y una época nueva en la cultura pop. Vilipendiados por la crítica, adorados por sus fans, estilizaron el rock con sus particulares arreglos (gospel, ópera, clásica, varieté, extravagancia musical y escenográfica, crudeza y sutileza en los solos de guitarra, rock) y Freddie como plato principal: “Ciertamente soy amigo del brillo y el esplendor. Adoro vivir la vida. Desde luego trabajo duro para ello, y quiero pasarla bien. Que nadie me lo niegue. Puede que no vuelva más y quiero divertirme un poco.”
Puedo bajar las luces y cantarte canciones tristes.
Podemos bailar el tango, los dos solos.
Puedo hacer una serenata y tañer suavemente
las cuerdas de tu corazón,
ser Valentino sólo para vos…

La sutileza de las letras en las canciones fue volcándose acentuadamente a la ambigüedad, lo que, paradójicamente, las acercaba más a la realidad. “Estoy proyectando salir a escena portado por esclavos nubios que me abaniquen. En realidad, en la actualidad me dedico a hacer casting con vistas a esa selección. Yo seré el que escoja personalmente a los elegidos. Pero ¿dónde encontrar esclavos a esta altura?”, sostenía, con su particular acidez.
En 1978 editaron “Jazz” que siguió a una gira internacional, que además de erigirlos en Argentina como puntales de la música más escuchada, los catapultó al punto más alto de ventas de álbumes. Antes de registrar “The game” en 1980, editaron un álbum doble en vivo de la gira (“Killers”).














He pagado mi derecho de piso una y otra vez.
He cumplido mi sentencia pero no he cometido un crimen.
Y he cometido algunos errores.
Me han cortado el rostro muchas veces,
pero he salido adelante.
Somos los campeones, mi amigo, y seguiremos luchando hasta el final.
He recibido reverencias y aplausos.
Me trajiste fama y fortuna y todo lo que viene con eso,
te lo agradezco, pero no fue un lecho de rosas,
ningún crucero de placer.
Lo considero como un desafío frente a toda la raza humana
y no voy a perder.
Somos los campeones.
No hay tiempo para los perdedores
porque somos los campeones del mundo..
.
En febrero y marzo de 1981, Queen visitó por vez primera nuestro país. Dio cuatro conciertos con lleno total. “En la Argentina me suplicaron que por ninguna razón fuera a cantar Don’t Cry for me Argentina. Yo me sentía absolutamente omnipotente. Me sentía como el mismísimo diablo, y pensaba: ‘Todo este poder es mío, y si quiero puedo hacer que toda esta gente se rebele contra su gobierno. Si lo deseo puedo destruir todo esto’. Es una sensación muy especial; alguien con una mentalidad diferente de la mía podría haber capitalizado todo esto políticamente pero yo soy demasiado amoroso para tomar parte en algo tan feo.
Luego de registrar el flojo “Hot space” que dedicaron a los argentinos (con la canción “Las palabras de amor”), que tuvo la participación de David Bowie en la autoría y la voz en “Under pressure”, registraron su disco de neto corte pop: “The Works” (1984).
Freddie crecía como figura a la par de su banda, lo que motivaba un replanteo de sus deseos más personales, como la grabación de un disco en solitario para proyectar una carrera alternativa.
Así fue que llegó el álbum “Mr Bad Guy” (1985), su sinceramiento universal a través de su música. Un trabajo que fue bien recibido por su gente, que distaba enormemente de las grabaciones realizadas con Queen y que lo posicionaban como gay, aún sin expresarlo con las más claras palabras. Por ese entonces conoció a Jim Hutton, quien sería su pareja hasta el día de su muerte.
Presentado primero como su jardinero, en Garden Lodge, su mansión, Freddie y Jim fueron enamorándose y trastabillando más de una vez. Pero nadie duda que existió una unión mágica entre ambos.
Ese 1985, Freddie –a la cabeza de Queen- avasalló los escenarios de Wembley y Río de Janeiro en los festivales Live Aid (acto de beneficio para la gente de África) y Rock in Rio. Y se aventuró en la grabación de la música para el film “Highlander” (ya habían realizado la de “Flash Gordon” en 1980), cuyas canciones verían la luz en el disco que los llevaría por última vez de gira: “A kind of magic” (1986).
Tuvimos amor y tuvimos clase,
y tuvimos sexo y ya se que tuvimos lo que eso trae.
Vuelvan, vuelvan y jueguen.
Adiós, adiós, la fiesta ha terminado...

Entre 1986 y 1989 hicieron un paréntesis en los conciertos. Argumentaron que querían relajarse y que editarían cds como solistas. La realidad era otra. Freddie era seropositivo y los cuatro –de común acuerdo- decidieron cancelar las giras. Aunque decidieron volver a los estudios para plasmar “The Miracle”, que vería la luz en 1989.






Cuando ya no hay sal en el mar.
Aquí estoy, destronado, desnudo y sangrando.
Pero cuando apuntas salvajemente con tu dedo,
¿habrá alguien que crea en mi?
¿que escuche mi ruego y me cuide?
“Las cosas que admiro son las que exigen una dedicación full time: doce horas de trabajo al día y noches sin pegar un ojo. Me gusta pensar que nosotros somos más que rock and roll. Llamalo como quieras, no hay barreras. Especialmente ahora que todos están tratando de liberar sus sentimientos y quieren infiltrar nuevos territorios. Esto es lo que estuve tratando de hacer por años. Nadie incorporó el ballet. Quiero decir, suena tan peculiar, pero sé que va a llegar una época en la que sea cosa de todos los días. La gente quiere arte. Quiere espectáculo. Quiere verte ir rápido en tu limusina. Todo lo que quiero de la vida es hacer un toco de dinero y gastarlo.”
¿Qué me queda por hacer en esta vida?
¿Logré todo lo que me había propuesto?
¿Soy un hombre feliz, o estoy sobre arenas movedizas?
¿Valió la pena entregar mi corazón y mi alma
y quedarme despierto toda la noche?
¿Valió la pena vivir respirando rock and roll,
una vida abandonada por Dios?
¿Valió la pena?
Sí. Fue una experiencia provechosa.
Valió la pena.
Freddie se fue alejando cada día más de la prensa. Viajó mucho por Europa, se conectó con su admirada Montserrat Caballé, con quien grabó un álbum y el tema principal de los Juegos de Barcelona ’92.
Un día decidió suspender su medicación. Eran tiempos en los que se asociaba sida = muerte. No pudo con su realidad y esperó lo peor.
El 23 de noviembre de 1991, Freddie salió al encuentro de la prensa luego de varios meses de ocultamiento por el agravamiento de su enfermedad (sólo recibía visitas de sus amigos más cercanos, además de Roger Taylor, David Bowie y Elton John), mediante un comunicado: “respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que soy seropositivo y que tengo sida. Es hora de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad, y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad, para luchar contra ella.”
Espacios vacíos, ¿para qué vivimos?
Lugares abandonados, creo que sabemos de que se trata.
Adelante, ¿alguien sabe qué estamos buscando?
Otro héroe, otro crimen demente.
Tras el telón, en la pantomima, sosteniéndonos,
¿alguien quiere seguir adelante?
El show debe seguir.
Adentro, mi corazón se rompe,
mi maquillaje se quiebra,
pero mi sonrisa continúa.
Pase lo que pase, lo voy a dejar todo a la suerte.
Otro corazón roto, otro romance fallido.
Adelante, ¿alguien sabe para qué vivimos?
Creo que estoy aprendiendo.
Debo ser más cálido ahora.
Pronto daré vuelta la esquina.
Afuera amanece, pero adentro, en la oscuridad,
lucho con dolor para ser libre.
Mi alma esta pintada como las alas de las mariposas.
Puedo volar, amigos. El show debe seguir.
Lo enfrentaré con una sonrisa, no voy a entregarme.
Adelante con el show.
Seré el primero de la lista, me voy a sobrepasar.
Voy a encontrar la fuerza de voluntad para seguir adelante.
Adelante con el show. El show debe seguir.
Antes de “partir de gira” había dejado grabado un álbum, “Innuendo”, del que registraron cuatro de los videoclips promocionales (“Innuendo”, “I’m going slightly mad”, “Headlong” y “These are the days of our lives” -en el que le dedica su I still love you al final de la canción a Jim que estaba tras de cámaras) y aprovechando cada chispa de fuerza que tuvo, registró voces para canciones que verían la luz en un álbum posterior a su muerte (“Made in Heaven” -1995-) que tiene un sonido y un trato muy especial y conmovedor (que incluyo los músicos de Queen veneran como de los mejores trabajos que haya registrado la banda.
Freddie falleció un 24 de noviembre de 1991, meses después, el 20 de abril, se organizó un homenaje en el estadio Wembley de Londres con la participación de artistas de la talla de Annie Lennox (Eurythmics), David Bowie, Elton John, Guns & Roses, Metallica, Def Leppard, Elton John, George Michael, Lisa Stanfield, Liza Minelli, además de los tres compañeros de Queen, y su amigo compositor Mark Moran.
Su legado permanece, sus canciones desparramadas a lo largo de dos décadas condensando la energía, la calentura, el sexo, la pasión, la sencillez, el esplendor y, lo que por sobre todas las cosas persiguió y encontró, el amor.
Abre tu mente y déjame entrar.
Reposa tu cansada cabeza y que tu corazón decida.
Es tan fácil cuando conocés las reglas.
Es tan fácil lo que tenés que hacer.
Es enamorarte.
Juega el juego, todos juegan el juego del amor.
Cuando te sientas deprimido y tu resistencia esté débil,
enciende otro cigarrillo y déjate ir.
Todo lo que tienes que hacer es enamorarte.

  • las bastardillas son fragmentos de canciones compuestas por Freddie Mercury.
  • esta nota ha sido revisada y corregida especialmente para Sentido G en noviembre de 2008; fue publicada originalmente en noviembre de 1995, en la revista Nº 25 de NX, periodismo gay para todos (Edición del Grupo Nexo) y una parte fue extractada años después en la página web de Sentido G.
  • La nota que sigue fue especialmente escrita para acompañar la actulización de la nota anterior sobre Freddie Mercury, en ocasión de la visita de odos ex integrantes de Queen, Brian May y Roger Taylor junto al cantante Paul Rodgers.

Desplegando alas sobre Vélez
El viernes 21 de noviembre de 2008, 27 años después de la visita de Queen a Buenos Aires, y a tres días de que se cumplan 17 años de la muerte de Freddie, Roger Taylor y Brian May junto a Paul Rodgers (cantante de rock admirado por Freddie, ex líder de las bandas Free, Bad Company y The Firm) desembarcaron en tierras porteñas como Queen + Paul Rodgers, con la excusa de presentar su álbum de estudio de reciente aparición “The Cosmos Rocks”.
Durante dos horas y media, desplegaron un sinfín de canciones de la banda; arrancaron con “Hammer to fall”, “Tie your mother down”, “Fat bottomed girls”, “Another one bites de dust”, “I wanna at all” y “I want to break free”, le dieron espacio a algunas de las canciones de Rodgers (como “All right now” y “Feel like making love”), que estuvo a la altura de las circunstancias y sin pretender reemplazar a Freddie.
Tanto Brian (quien llevó adelante las presentaciones y recuerdos de su vista anterior) como Roger tuvieron sus momentos exclusivos: May desplegó su grandilocuencia al mando de su guitarra, pero también tomó la posta de la primera voz en canciones de su autoría como “39”, “Las palabras de amor” (dedicada a los presentes, compuesta luego de la vista de 1981) y las dos que compartió en primeras voces con Taylor (“Say it’s no true” y “Under pressure”). El baterista, que erizó la piel de las 45 mil personas en el estadio de Vélez con un solo de percusión –primero sobre el contrabajo y luego en las piezas de su batería, mientras un asistente se la iba armando)-, cantó su clásica “I’m in love with my car” y la grandiosa “A kind of magic”.
Hubo temas del último álbum (“We relieve”, “The Cosmos rocking”, “Surf’s up, school’s out...”, “Say it’s no true” y “C-elebrity”), la espléndida “Last horizon” con Freddie cantando “forever” en el medio del solo, el momento sublime de todo el estadio interpretando con May “Love of my life”, las manos al aire y aplaudiendo al compás de “Radio Ga Ga”, la combinación de voces y aplausos en “We will rock you” y “We are the champions” en los bises, la voz y figura de Freddie cantando la primera parte –solo- y a dúo con Rodgers -en el final- en “Bohemian Rapsody” y todos los músicos con la camiseta de la selección argentina con el Nº 10 y el nombre de MARADONA grabado en la espalda, en el saludo final con “God save the Queen”, como marco final de un concierto apoteótico, sentimental, hechizante y atronador, mientras quien firma pensaba en dos personas que deberían haber estado.